Educación humanista: una visión necesaria

Vivimos en una época cambiante y dinámica, llena de transformaciones educativas que buscan dar solución a los desafíos del mundo, como las transformaciones socioculturales de la globalización, el desarrollo de las tecnologías de comunicación e información y una creciente caracterización por el individualismo, escepticismo y superficialidad que induce a la ausencia de compromisos personales y sociales.

Los sistemas de educación se han visto en la necesidad de adaptarse a todos estos cambios, al implementar nuevas técnicas y programas pedagógicos independientes de la educación tradicionalista. La educación humanista pretende igualar las capacidades intelectuales, sociales, morales y afectivas de los alumnos. Dejar a un lado el ideal de la ciencia exacta como fin de la educación, sin restarle valor y despertar la sensibilidad e imaginación de los alumnos.

Cuando se habla de educación humanista, se hace referencia a un modelo en donde se desarrolla una educación integral. Esto quiere decir que, además de los conocimientos científicos y el desarrollo del intelecto, los alumnos reciben instrucción moral, física y social. Las estrategias pedagógicas de este modelo educativo fomentan el deseo de aprender en los alumnos, así como la necesidad natural de conocer y comprender el mundo que les rodea.

Las preocupaciones por los resultados académicos y el futuro profesional de niños y jóvenes parecen justificar la excesiva importancia que se le atribuye al conocimiento y desarrollo intelectual relegando a un segundo plano el desarrollo personal, emocional y relacional. En consecuencia, es necesario aplicar un enfoque humanista en las aulas de mayor enfoque a las emociones y relaciones con los alumnos. 

La educación humanista aplicada en las instituciones educativas tiene los siguientes beneficios:

  • Promueve y fomenta el aprendizaje a partir del entendimiento del propio alumno.
  • Forma alumnos empáticos, solidarios, respetuosos y comprometidos consigo mismos y su entorno.
  • Pone en práctica permanente la libertad intelectual de todos sus alumnos, cada uno es libre de pensar y actuar con responsabilidad.
  • Evita todo dogmatismo al interior de las instituciones educativas y las libera de todas las formas de autoritarismo.
  • Orienta a los estudiantes a enfrentar los retos de la vida diaria, así como de la vida profesional.
  • Crea ambientes de aprendizaje en donde pueden explorar, pensar, cuestionar, proponer y hacer.
  • Impulsa y promueve los aprendizajes vivenciales, los niños aprenden por medio de la experiencia, aplicando sus conocimientos.
  • Fomenta la atención personalizada a los alumnos.

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